Para chulos, Velázquez


Una de las acepciones de la palabra «chulo» según el diccionario de la Real Academia Española es aquel que obra con chulería, es decir, jactancia y arrogancia. Pues bien, Diego Velázquez (1599-1660), uno de los mejores pintores de todos los tiempos, podría considerarse también uno de los más chulos si es que nos creemos la hipótesis de que no firmaba sus obras porque lo consideraba innecesario, dado que era imposible que otro pintor pudiera alcanzar su genio. 

Son rarísimas las obras del pintor sevillano que tienen firma, pero concretamente nos referimos a dos obras del Museo del Prado que fueron pintadas en torno al año de 1635. La primera es un Retrato ecuestre de Felipe IV (Felipe IV, a caballo [1]) expuesto actualmente en la sala 12, junto a Las Meninas; la otra es La Rendición de Breda [2], también conocida como Las lanzas. En ambas el espectador puede percatarse de la existencia de un cartelito en blanco situado en una de las esquinas inferiores, a la izquierda en el de Felipe IV y a la derecha en el de La Rendición de Breda.

La intención de los carteles no podía ser otra que escribir encima su firma y seguramente también la fecha de ejecución del cuadro, sin embargo, desconocemos por qué, dicha firma nunca llegó a estamparse. Que Velázquez fuera un chulo nunca podremos constatarlo, en todo caso, razones para ello no le faltaban. Sí podemos acudir a los autorretratos del artista y tomar nuestra propia decisión. De aproximadamente 1635 se conserva en el Metropolitan Museum of Art un posible autorretrato [3] de un joven Velázquez. El rostro transmite un orgullo contenido expresado por los labios apretados y una mirada firme. Por otro lado, la pincelada, como ocurre siempre en el sevillano es magnífica, precisa, segura…

En los autorretratos que se conservan el palacio Piti de Florencia y en el Museo de Bellas Artes de Valencia, que se datan posteriormente, vemos a un Velázquez maduro y enigmático que parece que ya lo ha hecho todo. Es el Velázquez que asocio a La Venus del espejo o a La Sibila, el del segundo viaje a Italia.Por último, está el Velázquez de Las Meninas, embebido en su trabajo, derecho, digno, pero más cercano.  


[1] https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/felipe-iv-a-caballo/6fc1d82d-d984-41b3-b227-af833cfd1240

[2] https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/las-lanzas-o-la-rendicion-de-breda/0cc7577a-51d9-44fd-b4d5-4dba8d9cb13a

[3] https://www.metmuseum.org/art/collection/search/437874


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